miércoles, 16 de diciembre de 2009

Una noche para recordar

Anoche fue una noche espectacular. De esas que no quieres que terminen, y cuando acaban, deseas no olvidarlas nunca. Porque viviste tantas cosas y tantas emociones que guardarás esos momentos como un tesoro en tu memoria.


Ayer fue la despedida de T., que como ya les había mencionado, se marcha a Costa Rica a vivir, entonces le organizamos una reunión de despedida en la casa de un drugo.
Había llovido todo el día y nadie contaba con que iba a aclarar en la noche, así que no llevamos bañador, pero a uno de mis drugos se le ocurrió la brillante idea de bajar a la piscina a nadar a la luz de la luna.
Nadie en verdad pensó que iba a hacerlo, si no hasta que escuchamos el chapuzón y nos volteamos, ya que estábamos de epalda a la piscina, y lo vimos nadando. Desde la piscina nos decía que sólo se vive una vez, que era la despedida de T. y que en la vida uno tiene que hacer cosas como está.
Yo lo dudé por un momento, ya que nadar en ropa interior nunca estuvo en mi lista de cosas por hacer en la vida. Y fue entonces cuando Smells Like Teen Spirit de Nirvana comenzó a sonar en las pequeñas bocinas para iPod y debo decir, oh queridos drugos, que esa fue mi señal.
Porque no sabía en que otro momento de mi vida iba a tener la oportunidad de estar con mis drugos de esta manera, ni tampoco cuando podría nadar en ropa interior en una piscina. Así que hice lo que me indicó mi espíritu adolescente: me quité la ropa y me lancé a la piscina.
Fue cuestión de tiempo hasta que todos estuvimos dentro, nadando, algunos coreando a Kurt Cobain y otros simplemente hablando sobre lo mágnifico que era estar de vacaciones.
Porque en verdad se sentía el espíritu adolescente, esas ganas de vivir y esa euforia que parece nunca esfumarce, sino más bien acentuarse cuando se está acompañado. Fue un momento de libertad, de no pensar en más tarde ni en ayer, si no en el presente. En ésto, en la sensación del agua acariciando tu piel cuando nadas, y la brisa haciendo que tu mente se despejara. En vivir el momento sin importar nada más.
Cuando ya hacía un poco de frío, decidimos salir a vestirnos e ir a la casa para continuar con la reunión.
Para hacer la historia corta -y sólo resaltar ciertos aspectos- llegué a mi casa a las cuatro de la madrugada, no sin haber recibido varias llamadas de mi eme preguntándome a qué hora llegaría. Como no sabía, le dije la verdad: no tengo idea, pero si quieres que vaya ahora, listo. Y creo que me leyó los pensamientos y me dijo: no importa, es la despedida de tu amigo y no sabes cuando volverás a verlo, sólo no llegues tan tarde y pórtate bien.
Luego del billar, del muy nutritivo y saludable McDonald's y de que sólo quedáramos cinco personas comenzamos hablar sobre la vida y de las sensaciones que la gente olvida por sólo pensar en tristeza/alegría/rabia, pero que generalmente suelen ser las más intensas, intensas como la vergüenza, el miedo, el pudor, la nostalgia, la decepción, la satisfacción, etc.
Cuando T. propuso juagr Yo nunca, yo supe cómo acabaría todo. Alguien terminaría pasado de copas -como me gusta decir- o algo parecido. La verdad es que yo no tomo; primero porque no quiero y no me parece necesario para divertirse, y segundo porque no me me gusta el sabor del alcohol. Pero para un juego así, en algún momento me tocaría tomar, y antes de proponer una idea opcional para los que no toman, T. colocó los limones y la sal sobre la mesa y dos segundos más tarde, mi drugo Bruno colocó el tequila. Y supe que sería inútil discutir.
Las confesiones no tardaron en aparecer y a mí casi se me salen los ojos en varias ocaciones, por cosas de las que no tenía idea. De lo que uno se entera en estos jueguillos.

Y entre los juegos, T. tuvo su momento para despedirse de mi especialmente y en privado.
-Creo que nunca quise admitirlo, pero en verdad sí me gustabas. De hecho todavía me gustas.
-Pero no querías comprometerte, no sabiendo que tendrías que volver a Costa Rica, ni tampoco querías perder la amistad.
-Así es, me conoces bien. -Una sonrisa que yo correspondí inmediatamente se dibujó en su rostro.
-No puedo negarlo, tú también me gustas.
-Somos irresistibles, hay que aceptarlo.
Ambos nos reímos. Hasta ese momento no me había dado cuenta cuanto extrañaría su acento.
-Creo -dije, mientras le acariciaba en pelo-, que lo que nos gustaba más de todo era el juego: el coqueteo casual, los cumplidos y halagos, los besos robados, los comentarios sugestivos, las indirectas, las miradas sexy, los retos, las apuestas... y creo que disfrutamos más eso que teniendo una relación.
Él sonrió-. Nos ahorramos un montón de problemas y -se quedó callado por un momento, pero luego me sonrió-, me encanta llevarte la contraria en todo lo que dices y verte refunfuñar y fruncir el ceño cuando te das cuenta de que te estoy molestando.
-¡Porque en verdad lo haces!
La risa volvió a nosotros y luego el silencio.
-¿Sabe que me gusta también? -Su proximidad hizo que mi corazón comenzara a latir más rápido, porque ya sabía lo que se venía: lo inevitable.
Aquello a lo que tanto le había huido, pero en realidad había querido que sucediera.
-¿Q-qué? -Balbuceé, y su sonrisa pícara y sexy apareció.
-Cuando me sonríes de esa manera tan tuya y cuando te muerdes el labio inferior.
El roce de sus dedos por mis labios me hicieron estremecerme.
-Lo hago inconcientemente -Comenté, intentando esconder mi sonrojo.
-Lo sé, por eso se me hace sexymente irresistible.
En el momento que sus labios rozaron los míos, ahogué un suspiro en mi gargante y me abandoné al beso. Porque después de tantas discusiones, de tantos coqueteos, de tantos intentos fallidos y tantas escapadas, sus labios habían logrado capturar los míos en un beso tan cargado de emociones, que me costaba respirar.
En un momento una risita se escapó de mi boca, haciendo que nos separáramos levemente.
-No me diga que está nerviosa.
Yo negué con la cabeza repetidas veces.
-No, no, no lo estoy. Simplemente me río de lo irónico de la situación. De cómo nos sinceramos el último día, aunque siempre lo supimos. Pero sé que así es como tenía que ser.
Sus labios me callaron haciéndome recordar que a veces las palabras sobran. Al parecer Cesar Casal tenía razón cuando dijo que la única manera elegante de cerrar una boca es besándola. Nuestra relación siempre fue así, una amistad con potencial para mucho más que eso, pero al mismo tiempo así estábamos bien. No me arrepiento de nada, y no quisiera volver el tiempo atrás, ni para coger impulso. Las cosas se dieron así porque así es como tenían que ser, y así me gustan.
-Aunque le dije que quería despedirme especialmente, en verdad no considero que esto sea una despedida... más bien un hasta luego.
-Gracias por decirlo, querido, la palabra despedida me causa náuseas.
Él se rió-. Ni que me fuera a China, estaré al lado, puedo venir y ustedes ir en vacaciones o algún feriado.

Luego volvimos con los demás y nos unimos a una charla sobre lo pasajero de la vida y que aunque las cosas se acaben, esa no es una razón para no disfrutar de la vida. Algunos dicen que la vida es un viaje, será mejor disfrutar el paisaje. No importa cuanto tiempo te quedes en un lugar, ni a cuantos otros vayas... los recuerdos y sentimientos son para siempre.
A todos nos gusta mirar hacia atrás, para recordar y revivir los momentos más preciados.
La memoria es traicionera, cada uno recuerda lo mismo de una manera diferente. Es por eso que cuando las personas se reencuentran luego de un largo tiempo, es tan maravilloso ponerse a recordar, por lo gratificante que es escuchar los recuerdos de la boca de aquellos que una vez fueron protagonistas de esos momentos tan joroschós. Lo que uno olvida el otro lo recuerda, y así armamos el rompecabezas de la vida.

El momento de la despedida, T. me dio el abrazo más largo de toda mi vida, alzándome y diciéndome que me iba a extrañar, porque aunque siempre discutiéramos, él me tenía un cariño especial y diferente.
Yo le dije que esperaba que todos sus sueños se hicieran realidad. A lo que él contestó:
-No todos, porque hay unos que están aquí. Pero ya sabes lo que dicen, lo bueno de irse es volver.

Y supe exactamente a lo que se refería.


lunes, 14 de diciembre de 2009

La Felicidad viene en trocitos

-La nueva campaña de Hershey's para latinoamérica nos muestra que la felicidad viene en trocitos, de esta manera:
La felicidad es ctrl+z.
La felicidad es tener un jefe que viaja mucho.
La felicidad es que la película sea mejor que el libro.
La felicidad es ser más rock y menos pop.
La felicidad es que tu suegra viva en el extranjero.
La felicidad es sentirse turista en tu propia ciudad.
La felicidad es amor a primera vista, y si no, pasarle por al lado otra vez.
La felicidad es tener piel de teflón, para que todo te resbale.
La felicidad sabe a chocolate.

-Y ahora las que se me ocurrieron a mí y a uno de mis drugos:
La felicidad es no tener que despertarse temprano.
La felicidad es que el profesor falte el día del examen.
La felicidad es un fin de semana largo.
La felicidad es que el muchacho más guapo del insti te invite a salir.
La felicidad es encontrarse un billete en el bolsillo de un pantalón.
La felicidad es que tu nuevo profesor de inglés sea un salvavidas californiano.
La felicidad es encontrarte con un amigo que no veías hace años.
La felicidad es que tus padres se vayan de viaje por una semana.
La felicidad es ir a la playa con tus amigos en un día soleado.
La felicidad es que cierren las escuelas por nieve y tormentas.
La felicidad es saltar de alegría por una buena noticia.
La felicidad es una risa que contagia.
La felicidad es que te escriban un poema.
La felicidad es tener ser el único heredero de un tío millonario.
La felicidad es escuchar tu canción favorita en la radio.
La felicidad es que tu vecina la buenorra te abra la puerta en babydoll.
La felicidad es reírte cuando tú mismo te caes en la calle.
La felicidad es que tu tía la cariñosa se haya operado las tetas.
La felicidad es que te confundan con alguien famoso.
La felicidad es que esa chica que tanto te gusta te diga que sí.
La felicidad es ganarse la lotería y solo haber jugado porque no tenías nada que hacer.
La felicidad es abrir el paquete de galletas y encontrar: ¡Ganaste!
La felicidad es ser el cliente número mil.
La felicidad es ser el empleado del mes.
La felicidad es que el viento le levante la falda a la chica que pasa frente a ti.
La felicidad es ir al cine y no ver la película.
La felicidad es que alguien te regale una sonrisa cuando estás de mal humor.
La felicidad es un beso al final de la primera cita.
La felicidad es ayudar a alguien que lo necesita.
La felicidad es ir a un concierto y conocer a la banda.
La felicidad es que le pongan tu nombre a una canción.
La felicidad es que tu novia te diga que quiere tener sexo contigo.
La felicidad es un sobresaliente luego de haber estado toda la noche estudiando.
La felicidad es haber pasado y ni siquiera haberse leído el libro.

La felicidad es que
T. te diga que quiere despedirse de ti hoy en privado y especialmente antes de irse mañana.
La felicidad es decirle que sí, más por curiosidad que por otra cosa.

domingo, 6 de diciembre de 2009

¡Vacaciones al fin!

Mi desaparición de la blogósfera ha finalizado.
¿Qué significa esto?
¡¡¡¡Qué estoy de vacaciones!!!! ¡Sí! Soy oficialmente graduanda de la clase del 2010.
Salí el viernes y no regreso a la scolivola sino hasta marzo del año que viene... no puedo quejarme! Eso también indica el comienzo del verano. Aunque en el resto del mundo sea invierno, en Panamá y los países del sur es verano. Simplemente joroschó.
Lo único que podría decir no me agrada del todo, es el hecho de que mi querido drugo T. se regresa a vivir a su país, ya que la empresa de su padre decidió trasladarlo de regreso a Costa Rica. En verdad lo extrañaremos mucho, y ya no lo tendré sentado detrás de mí en el salón, susurrándome cosas para hacerme reír o distraerme.

Pero enfocándonos únicamente en lo positivo, ahora sí tendré todo el tiempo libre del mundo para escribir entradas y dejarles comentarios en las suyas.

Y para celebrar que por fin se terminó mi martirio, tuve una idea muy buena.
Bueno, en realidad es algo así como la copia de una idea muy buena que ya alguien tuvo. ¿De qué se trata todo esto?
Pues bien, ustedes son libres de hacerme todas las preguntas que quieran, y luego yo las contestaré en la próxima entrada que escriba. Pueden preguntarme lo que quieran: ¿de qué color son las sábanas de tu cuarto? ¿cuándo fue tu primer beso? ¿cuándo besaste a alguien por última vez? ¿alguna vez te has copiado en un examen? ¿alguna vez mataste a alguien? Lo que sea. Cualquier cosa que se les ocurra pueden preguntarla, y yo contestaré. No hay límite de preguntas, al contrario, mientras más hagan, mejor quedará la próxima entrada.


Así que ya saben...
¡El circo abre sus puertas!

 
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