El poeta que va pasando, agarra un lápiz, un papel en blanco y empieza a escribir.
Se quita su máscara con sonrisa, desnuda su alma y empieza a describir sus penas,
sus penas que lo desgarran.
Ve la máscara donde lleva su sonrisa,
que lo hace parecerse un poco a los demás,
pero él sabe lo cruel que puede ser el mundo.
El poeta comienza escribir en su lienzo:
"Tristeza que en mi alma siempre pesa,
¿por qué no me dejas aunque sea un día para que mi alma por fin ría?
Pánico, sal del cuerpo en el que habito.
Deja de atormentarme, que ya no sé si vivo.
Inseguridad, déjame en paz, yo conozco la verdad."
Cuando el poeta se quedó sin versos, el mundo dio su ultimo girón,
y nadie sabe exactamente qué le pasó.
Quizá en lo más profundo cayó.
Un agujero que al verlo, el alma le dolío;
pero el poeta ya no relata sus versos mas tristes,
añorando que vengan días más felices.
El poeta ya no sabía por qué lloraba.
¿Por su cuerpo o por su alma?
Ojalá fuera más su ignorancia para que el dolor sanara.
Sus oídos dejaran de oír lo que el mundo gritaba.
Entonces el poeta mismo decide liberar a su alma,
para que las voces en su cabeza porfin callaran.
Y así acaba el poeta, como todos lo esperaban,
muerto,
al fondo de su cama.
-D.R. Vilardell