Miro el reloj y no ha pasado más de un minuto desde la última vez que lo vi, hace dos horas, según mi imaginación.
Apago el televisor y me dispongo a contar cuántas galletas quedan en el platito.
Una, dos, tres... respiro profundo, cierro los ojos y miro por la ventana.
Y mientras el cielo se pone gris, sigo sin saber qué me pasa hoy.
Hace 1 día